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martes, 16 de junio de 2015

DEBATE ENTRE COMPAÑEROS POR WHATSAPP

ANTONIO MACHADO


Galerías del alma... ¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vidaNUEVA...
 ¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
 Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre... Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva. 

    

    En nuestras almas todo
PORmisteriosa mano se gobierna.
Incomprensibles, mudas,
nada sabemos de las almas nuestras.
 Las más hondas palabras
del sabio nos enseñan
lo que el silbar del vientoCUANDO sopla
o el sonar de las aguas cuando ruedan.

 Antonio Arias, Agustín Montes y Alejandro Castro





SOY LÁZARO

Querido amigo:
Así fue como conseguí combatir el hambre junto a mi tío...
Una mañana más de jueves me levanto y como todos los días voy al arroyo a lavarme, veo mi cara reflejada en el agua, mis enredados pelos largos no dejan ver mis orejas ni mi frente, mis uñas empiezan a estar largas, así que mas empecé a rozar con una piedra a modo de lima hasta dejarlas en su estado normal, me eché agua en la cara y me limpié las legañas, acto seguido fui a mi habitación. Mi habitación era un sitio pequeño y desordenado, en ella se había un colchón que me hizo mi tío con plumas de alcón y una estantería en la que se encontraba mi ropa, un jersey manchado de grasa y unos pantalones que estaban rajados con la parte trasera, además de unas botas de cuando mi tío era pequeño que el mismo me regalo el día de mi cumple. Me quité el pijama y rápidamente me puse mi indumentaria, seguidamente fui a la cocina a buscar a mi tío, pero no estaba, debía de estar en el huerto trabajando, la escasez había aumentando últimamente y un campo repleto de cebollas habría supuesto la solución a un año difícil, pero, una terrible tempestad había roto todas aquellas cebollas y con ellas el sueño de mi tío y mío de salir de aquella crisis. Yo he tenido que bajar al mercado todas las mañanas en busca de algo de comer durante el último mes, y así nos hemos mantenido, pero está claro que no podemos durar mucho más tiempo así… Encima de la mesa había un trozo de pan, lo cogí fui al huerto, allí se encontraba, junto a un hombre de mediana estatura que llevaba un caballo junto a él.
Cuando llegué hasta allí una fatal noticia me golpeó, mi tío había decidido que me vaya con él, pues, la escasez iba cada ve a más y que quería que yo muriera de hambre…así que por más que lloré y me resistí acabe dejando atrás el pequeño huerto de mi tío junto a su pequeña casa…
Aquel hombre me pareció divertido de primeras, estuvimos viajando 2 días hasta llegar a su casa, era un lugar grande, con muchos caballos, calculé que unos quince o veinte. Los primeros días los pasé bien, conocí a su hija y me hice amiga suya…pero al tiempo de una semana aquel extraño individuo me empezó a mandar dar de comer los caballos, limpiarlos…dormía en un establo en una cama de paja y ni siquiera se preocupaba por darme de comer, tan solo me daba de comer al medio día…al final acabe acostumbrándome al pienso de los caballos, pues era lo único que podía hacer para no morir de hambre. Él tiempo que pasé allí se me hizo eterno, estuve gran parte de mi estancia allí tratando de idear un plan que me ayudará a escapar.
Un día me levante de madrugada, había oído hablar a aquel hombre del caballo principal del establo, debía tener un precio inalcanzable para alguien como yo y mi tío…así que lo desaté con cuidado, le puse la montura y encima de él escapé de aquel infierno. Estuve cabalgando toda la noche hasta llegar a un pequeño pueblo, allí con la ayuda de una anciana conseguí comida, agua y las explicaciones necesaria para llegar a mi pueblo…estaba cansado así que decidí echarme la siesta.
Después de aquel sueñecito seguí con mi camino hasta que llegué a el huerto donde se encontraba mi tío bastante grave por la falta de comida…le enseñe el caballo y a la mañana siguiente aramos el huerto y lo vendimos por un buen precio en el mercado.
Pudimos recoger el suficiente dinero para reconstruir un poco la casa y comprar semillas con las que plantamos unas maravillosas cebollas que fueron la sensación del mercado…Gracias al caballo mi tío y yo conseguimos mantenernos muchos años más, el dueño no se acerco a recogerlo, a pesar de la inquietud de mi tío por ello…Nunca sabré porque…