Así fue como conseguí combatir el hambre junto a mi tío...
Una mañana más
de jueves me levanto y como todos los días voy al arroyo a lavarme, veo mi cara
reflejada en el agua, mis enredados pelos largos no dejan ver mis orejas ni mi
frente, mis uñas empiezan a estar largas, así que mas empecé a rozar con una
piedra a modo de lima hasta dejarlas en su estado normal, me eché agua en la
cara y me limpié las legañas, acto seguido fui a mi habitación. Mi habitación era
un sitio pequeño y desordenado, en ella se había un colchón que me hizo mi tío
con plumas de alcón y una estantería en la que se encontraba mi ropa, un
jersey manchado de grasa y unos pantalones que estaban rajados con la parte
trasera, además de unas botas de cuando mi tío era pequeño que el mismo me regalo
el día de mi cumple. Me quité el pijama y rápidamente me puse mi indumentaria,
seguidamente fui a la cocina a buscar a mi tío, pero no estaba, debía de estar
en el huerto trabajando, la escasez había aumentando últimamente y un campo repleto
de cebollas habría supuesto la solución a un año difícil, pero, una terrible
tempestad había roto todas aquellas cebollas y con ellas el sueño de mi tío y mío
de salir de aquella crisis. Yo he tenido que bajar al mercado todas las mañanas
en busca de algo de comer durante el último mes, y así nos hemos mantenido,
pero está claro que no podemos durar mucho más tiempo así… Encima de la mesa
había un trozo de pan, lo cogí fui al huerto, allí se encontraba, junto a un
hombre de mediana estatura que llevaba un caballo junto a él.
Cuando
llegué hasta allí una fatal noticia me golpeó, mi tío había decidido que me
vaya con él, pues, la escasez iba cada ve a más y que quería que yo muriera de
hambre…así que por más que lloré y me resistí acabe dejando atrás el pequeño
huerto de mi tío junto a su pequeña casa…
Aquel hombre
me pareció divertido de primeras, estuvimos viajando 2 días hasta llegar a su
casa, era un lugar grande, con muchos caballos, calculé que unos quince o
veinte. Los primeros días los pasé bien, conocí a su hija y me hice amiga suya…pero
al tiempo de una semana aquel extraño individuo me empezó a mandar dar de comer
los caballos, limpiarlos…dormía en un establo en una cama de paja y ni siquiera
se preocupaba por darme de comer, tan solo me daba de comer al medio día…al
final acabe acostumbrándome al pienso de los caballos, pues era lo único que
podía hacer para no morir de hambre. Él tiempo que pasé allí se me hizo eterno,
estuve gran parte de mi estancia allí tratando de idear un plan que me ayudará
a escapar.
Un día me
levante de madrugada, había oído hablar a aquel hombre del caballo principal
del establo, debía tener un precio inalcanzable para alguien como yo y mi tío…así
que lo desaté con cuidado, le puse la montura y encima de él escapé de aquel
infierno. Estuve cabalgando toda la noche hasta llegar a un pequeño pueblo,
allí con la ayuda de una anciana conseguí comida, agua y las explicaciones
necesaria para llegar a mi pueblo…estaba cansado así que decidí echarme la
siesta.
Después de
aquel sueñecito seguí con mi camino hasta que llegué a el huerto donde se
encontraba mi tío bastante grave por la falta de comida…le enseñe el caballo y
a la mañana siguiente aramos el huerto y lo vendimos por un buen precio en el
mercado.
Pudimos
recoger el suficiente dinero para reconstruir un poco la casa y comprar
semillas con las que plantamos unas maravillosas cebollas que fueron la
sensación del mercado…Gracias al caballo mi tío y yo conseguimos mantenernos
muchos años más, el dueño no se acerco a recogerlo, a pesar de la inquietud de
mi tío por ello…Nunca sabré porque…
No hay comentarios:
Publicar un comentario