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martes, 24 de noviembre de 2015

Descripción: Una mañana en el parque Alces


Son las 10 menos cuarto en el Parque Alces de Alcázar de San Juan, tengo las manos heladas y sin ganas de escribir, me abro unas oreo, la niebla no me deja ver mucho más de los columpios pero no es la primera vez que vengo por aquí y me conozco l parque de memoria. Desde pequeño he ido muchas veces a él, en las diferentes etapas de mi vida; a pasear con mis padres, a cumpleaños y actualmente suelo ir con mis amigos pero solo en verano, en invierno preferimos estar resguardados en el garito… (O estudiando literatura).

Los patos deben de estar resguardados hoy, ni siquiera se les oye…Hace un frío que no me deja concentrarme así que me pongo la capucha para que las orejas no se me queden heladas, casi todos estamos con las capuchas puestas y de fondo se escucha la música que está poniendo Emeterio…El tiempo avanza y mis ganas de seguir con esta descripción disminuyen, quiero irme a la clase…y creo que es la primera vez que lo digo en mi vida, en realidad preferiría estar en mi casa, describiendo la pantalla de mi ordenador o tumbado en mi sofá viendo una peli de Christopher Nolan y reflexionando sobre ella, tampoco descartaría estar leyéndome un libro.

Parece que Ana viene a decirnos que se ha acabado la hora y que debemos de volver a clase…Porfín!!!

viernes, 13 de noviembre de 2015

DON JUAN TENORIO

VÍDEO



Don Luis y Don Gonzalo se enfrentan al protagonista en un duelo y Don Gonzalo muere, por lo que Don Juan tiene que huir a Italia.      En la segunda parte, cinco años después, Don Juan regresa a Sevilla y visita el cementerio donde está enterrada Doña Inés, que murió de amor.  Reproducimos un fragmento del diálogo entre Don Juan y el escultor que, en el cementerio, esculpe las estatuas de los muertos provocados por Don Juan. Allí mismo, en el cementerio, Don Juan .se entera de la muerte de su amada Doña Inés:  
D. JUAN: Mas, ¡cielos, qué es lo que veo! O es ilusión de mi vista, o a doña Inés el artista aquí representa, creo. 
ESCULTOR: Sin duda. 
D. JUAN: ¿También murió? 
ESCULTOR: Dicen que de sentimiento cuando de nuevo al convento abandonada volvió por don Juan. 
D. JUAN: ¿Y yace aquí? 
ESCULTOR: Sí. 
D. JUAN: ¿La visteis muerta vos? 
ESCULTOR: Sí. 
D. JUAN: ¿Cómo estaba? 
ESCULTOR: ¡Por Dios, que dormida la creí! La muerte fue tan piadosa con su cándida hermosura, que la envió con la frescura y las tintas de la rosa. 
D. JUAN: ¡Ah! Mal la muerte podría deshacer con torpe mano el semblante soberano que un ángel envidiaría. ¡Cuán bella y cuán parecida su efigie en el mármol es! ¿Quién pudiera, doña Inés, volver a darte la vida! ¿Es obra del cincel vuestro? 
ESCULTOR: Como todas las demás.    
Doña Inés también ha hecho una apuesta, pero con Dios: si logra el arrepentimiento del joven, los dos se salvarán pero, si no lo consigue, se condenarán eternamente. Ante la tumba de Don Gonzalo, Don Juan invita al comendador a cenar y éste lo invita a su vez a compartir la mesa de piedra con él en el panteón. Cuando el espíritu del Comendador está a punto llevarse a Don Juan al infierno, Doña Inés interviene y le ruega que se arrepienta. La joven gana la apuesta y los dos suben al cielo rodeados de cantos e imágenes celestiales: